A partir de la década de 1970 se comenzó a reflexionar sobre el impacto de las intervenciones de Desarrollo en las condiciones de las mujeres, y posteriormente en las relaciones entre mujeres y hombres. Se parte de la constatación de que toda política de intervención social supone –ya sea implícita o explícitamente- un modelo de familia y con ello, un tipo ideal de mujeres y hombres. La vigencia de este modelo radica en su pertenencia al imaginario colectivo. En ese sentido, no existe una Política de intervención social que sea neutra en términos de género, porque estos modelos implican un carácter normativo, en la medida en que se aceptan y se asumen sin ser cuestionados. Así esta LGAC brinda herramientas de análisis crítico para comprender cómo se reproducen las desigualdades de género en las prácticas, intervenciones, programas y políticas de Desarrollo Social, esto con el fin de contribuir hacia la elaboración de propuestas encaminadas a promover un mayor grado de justicia social y de género. Las temáticas que se desprenden de esta línea tienen que ver con las relaciones de poder y de género, las identidades, las sexualidades, los movimientos sociales y las organizaciones de las mujeres, los feminismos, los derechos humanos, el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres y de las disidencias sexuales, la igualdad de género, la globalización y la división sexual del trabajo y el necesario equilibrio entre la vida privada y el trabajo, así como la incorporación del género en los programas y políticas sociales y públicas, así como en la agenda de las organizaciones y en los presupuestos públicos.